abril 18, 2007

JUEGOS DE VIDEO



El Fun Center del shopping está repleto. Nicolás

lleva quince minutos disparando y matando a cien

terroristas. No se da cuenta de que lo miro como

haciéndole cariño con los ojos, sin atreverme a

tocarlo. "Te quiero", le digo en voz baja, pero no

escucha. Lo matan, se amurra, patea la máquina.

"Papá, quiero jugar de nuevo", me dice.
"Nos vamos", dice la Antonia. Trato de pedirle

otra media hora, pero no me salen las palabras.
Nicolás reclama, pero cede ante la promesa de

un helado. Los veo alejarse y sollozo en silencio,

esperando hasta el próximo fin de semana.

abril 14, 2007

EL REY


El rey del mote con
huesillos esta triste. Anoche
perdió su sangre azul frente
a la Casa Cena. Se metió
con una cochina que le robó
el alma, unas lágrimas y
más de cien lucas. Después
llegó a su casa y su reina lo
mandó a dormir al living. El
gato lo meó encima y su
princesa le contó que estaba
embarazada del tal Lucho.
Un rey no se merece estas
faltas de respeto. Menos el
del mote con huesillos. Por
una cuestión de seguridad
nacional, dice él.

abril 05, 2007

INVENTARIO 110010111001



En nuestra relación hubo 2178 tecleos imitando la
Onomatopeya de una risa, 105 figuras ridículas con la
Forma de una boca mal hecha, 13 fotos adjuntadas,
45 canciones en mp3 (28 de ellas con traducción al
español en formato Word), 609 garabatos de alto
calibre, 25 mails entre explicaciones y disculpas, 32
tipeos de promesas de un futuro juntos, 6 relaciones
mentales, una cita corporal, dos meses de una
pantalla que nos daba nuestros cuerpos en pixeles.
Luego hubo un adiós, un pañuelo virtual agitándose
Y una dirección de messenger borrada.

abril 04, 2007

Casi Jaque Mate



Una mujer me miró a través de la vitrina de un centro comercial.
Y bien, en su mirada me vi con tres hijos, un perro en el patio,
El miedo a perder el trabajo, los prestamos interminables, y
Unos atardeceres de Domingo eternos y lánguidos en la casa de
Sus padres. Sentí el peso de las mañanas iguales, de las tardes iguales,
De las noches repetidas, de los iguales reproches, rápidamente
Desvié la mirada, apuré el tranco y salí a la calle.

Había sobrevivido a uno de esos segundos fatales con que la ciudad
Suele sellar el destino de los hombres